A dos años del terremoto: La solución de los Sin Tierra

Agencia de Noticias / 27 febrero 2012

Levantemos ciudadania

Entremedio de las casas a medias encontramos a Micaela Torres, pobladora del Barrio Seminario de Talca, uno de los barrios cercanos al centro histórico de la ciudad. Vivía como allegada en la casa de su madre, la que se derrumbó con el terremoto del 27 de Febrero. Esto la convirtió en una pobladora sin tierra, una como tantos otros que vivían como allegados o arrendaban en el barrio y que luego del terremoto se convirtieron en los olvidados del proceso de reconstrucción.

“Desde el principio faltó información, después empezó a haber más pero nadie la entendía porque la explicaban en términos muy técnicos”, explica Micaela. La necesidad de organizarse con otros vecinos para entender y solucionar el drama común la convirtió en dirigente de los Sin Tierra, los que como ella no tenían una solución habitacional antes del terremoto.

Buscar una solución

Los Sin Tierra no tienen donde reconstruir. Luego de la catástrofe, la especulación económica respecto del suelo en que se encuentra su barrio alteró tanto los precios de la tierra y los subsidios a los que podían acceder no alcanzaban para pagar un terreno en el Barrio Seminario. La única alternativa para ellos era retirarse a la periferia de la ciudad, donde el suelo es más barato y por tanto, las inmobiliarias habían construido a un menor costo; o endeudarse para quedarse en su barrio, y a su vez, empobrecerse.” A nosotros nos daban un subsidio de localización, de más o menos 200 UF por familia y no nos alcanzaba con eso”, comenta la dirigente.

Según Micaela, el principal problema de irse a la periferia es que están apartados de todos los grandes servicios, y que perderían las redes sociales que han generado en su barrio, donde conocen a todos sus vecinos y pueden prestarse ayuda frente a las dificultades. De ahí el interés del comité por quedarse “en este o en otro barrio, pero digno, y no en la periferia, donde pudiéramos irnos todos y mantener nuestra red social”, recalca Micaela.

Sin embargo, el dinero de los subsidios no alcanzaba para costear un proyecto de relocalización ni en el Barrio Seminario ni otro barrio. Por eso, los Sin Tierra junto a la ONG Reconstruye, pusieron en marcha un tipo de proyecto de integración distinto a todas las alternativas propuestas como soluciones habitacionales.

“Nadie creía mucho en esto porque empezamos a contar la plata y no alcanzaba para nada… Las constructoras generalmente marginan el 70% de las utilidades, pero en estos proyectos no puedes marginar tanto, entonces nadie nos pescaba. Pero en Reconstruye hicieron este proyecto de integración especialmente para nosotros: nuestro edificio va a tener 36 departamentos, 20 van a ser para los del comité y los otros 18 se van a vender a cualquier persona y de ahí se van a generar las utilidades para interesar a la constructora y para poder pagarle al dueño del terreno, porque con la plata del subsidio de localización no nos alcanzaba. Si hubiéramos querido hacer los 20 y ninguno más, no nos habría alcanzado, por eso hubo que hacer algo diferente. Por eso somos el único comité en Talca que ha logrado algo concreto”.

El comité sin tierra de Micaela ha sido uno de los pocos que ha logrado una solución habitacional. Sin embargo, para lograrlo debieron mantenerse juntos a pesar de las innumerables trabas burocráticas que dificultaron su proceso y de verse obligados a ceder en algunos puntos de sus necesidades, como pasar de la casa al departamento y tener que cambiarse de barrio, a uno que si bien se acerca del centro de la ciudad, tampoco es su barrio de origen. Y eso sin mencionar el que hayan tenido que buscar una estrategia para hacer su proyecto más atractivo económicamente a las inmobiliarias.

“El comité de nosotros es el único que tiene un logro, pero eso no fue gracias al gobierno, sino que a la constancia. Porque nos dijeron que iba a ser un camino largo, que podían salirnos montones de trabas, como nos han salido, pero nosotros no queremos vivir en la periferia, queremos vivir en una localización digna”.

Micaela nos cuenta que en Talca el director del Serviu ha sido cambiado seis veces desde el 27F, lo que les ha generado enormes dificultades respecto de la continuidad del trabajo realizado en la zona. “Tú ibas a la municipalidad o al Serviu a hablar con alguien, y nadie sabía nada de la reconstrucción y te mandaban de un lado para otro… yo creo que en definitiva, les quedó grande. Además que no crearon nuevas políticas para los damnificados, especiales para su situación”, comenta.

Según la dirigente, la inexistencia de estas políticas especiales que han entregado al mercado inmobiliario ha generado que las zonas rurales queden olvidadas en el proceso de reconstrucción por ser poco interesantes para el mercado; y que las construcciones muchas veces sean de mala calidad. “Nosotros le aconsejamos a la gente del barrio que tiene terrenos que no venda, porque los terrenos son grandes y cada vez valen más, y si pueden construir y dar pensión u otra cosa, es una entrada de plata para ellos. Y si lo entregan a una inmobiliaria, pierden su entrada, y con la plata que les den les va a alcanzar una casa chica y en la periferia”.

Micaela explica que se están construyendo edificios para damnificados en el centro de Talca, pero que si en unos meses de iniciadas las obras “la demanda de los proyectos no está completa, el Serviu tiene la facultad de completar la nómina de beneficiarios presentado por la constructora”, según la Guía de Subsidios Habitacionales del Minvu. “Siempre se dijo que son para los damnificados, pero el gobierno les da 550 UF, y la diferencia de 880 UF que valen los departamentos la tiene que pagar el damnificado. Tienen que pedir un crédito hipotecario y no se los dan, porque ganan poca plata, o trabajan por día, y muchos no tienen la opción de que el banco les pase la diferencia. No son conjuntos para damnificados, la autoridad les pone ese nombre para darle una tramitación rápida, pero si tú no los puedes llenar con damnificados, se los das a cualquiera. Y llegan otras personas que sí pueden pagar”.

“Sabemos que por quedar bien con la opinión pública van a decir lo que deje tranquila a la gente, sobre todo a la gente que no está involucrada en la reconstrucción. De repente la gente de otros lados te pregunta: ‘¿y todavía no te construyen?, pero si en las noticias dicen que el 100% de los subsidios están entregados…’ Anda a ver a mi barrio, les digo yo, en mi barrio está todo botado. ‘¿Pero y cómo mienten así?’ A la gente que no vivió el terremoto, los medios le hacen pensar que está todo bien, pero nosotros siempre hemos rebatido la información que da el gobierno porque son mentirosos”.

(Cuando nos despedimos de los Sin Tierra, estaban a la espera de la resolución que les permitirá comenzar las obras de su edificio. La resolución se ha hecho esperar durante largo tiempo producto de las distintas trabas burocráticas que implica desarrollar un proyecto distinto de lo que se estaba haciendo en materia de reconstrucción. Actualmente tenía fecha para el 15 de febrero)

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