En medio de la polémica por el destino incierto de las Escuelas Concentradas, me he querido detener en la historia de este terreno ubicado en el casco histórico de Talca, y ayudar a comprender y valorar el escaso patrimonio arquitectónico que le queda a la ciudad. ¿Cuántas construcciones coloniales y del siglo XIX quedan en pie el día de hoy? ¿Cuántos edificios quedan de la primera mitad del siglo XX?
Quienes vivimos en Talca no solo somos responsables del proyecto de ciudad, de su futuro, sino también del legado que dejaron nuestros antepasados. Porque eso finalmente es el patrimonio: el legado, la herencia que se va confiando de generación en generación. Y por ello, somos responsables transitorios de ella, puesto que nos ha sido entregada para su disfrute y conservación, pero también forma parte de nuestra tarea el de preservarla para traspasarla a nuestros hijos. No es nuestra completamente, y menos de un grupo particular. Por lo tanto, el futuro del inmueble depende de las autoridades y de la ciudadanía.
A la hora de tomar la decisión sería bueno recordar un poco la historia de nuestra ciudad. El terremoto que asoló a Talca en 1835 tuvo, entre otros efecto, el cierre temporal del Instituto Literario, que funcionaba en los claustros del convento de Santo Domingo. Tres años después, el municipio talquino cedió el terreno ubicado en la manzana de las actuales calles 1 Norte y 1 Sur, y 3 y 4 Oriente para la construcción de un nuevo establecimiento para el citado centro educacional, el cual abrió sus puertas en 1843. Entre aquel año y 1925 fue sede del emblemático Liceo de Hombres de Talca, y un año después el edificio decimonónico acogió al Liceo de Niñas, hasta que el terremoto de 1928 afectó nuevamente la infraestructura educacional talquina.
La reconstrucción de la ciudad permitió el surgimiento de este edificio de estilo art decó, de hormigón armado y silueta rectangular, que da la sensación de monumentalidad, simetría y solidez, en el cual se instalaron las escuelas José Manuel Balmaceda y Carlos Salinas Lagos, conocidas tradicionalmente como las “Concentradas”. El estilo arquitectónico también puede apreciarse en la plaza que le antecede, con una gran fuente de agua rectangular circundada por las pequeñas vías peatonales que cruzan los jardines.
Durante más de siglo y medio, el terreno de las Escuelas Concentradas ha servido para albergar importantes establecimientos educacionales. Está en nuestras manos decidir su futuro para el bien de nuestros sucesores.