Diario la Prensa / 18-11-2011
Talca. Pese a que para algunos sectores de la población chilena y para el Gobierno, la reconstrucción sea un proceso que avanza a paso firme, numerosas familias aún no son consideradas sujeto de subsidio y otras tantas no pueden utilizarlos.
Esta premisa sirve de base para “Talca posterremoto: una ciudad en disputa: Modelo de reconstrucción, mercado inmobiliario y ciudadanía”; libro que será lanzado hoy a las 11.45 horas en el Centro de Extensión de la Universidad Católica del Maule (UCM).
El texto es el resultado de un informe elaborado en el marco del Programa Escuelas Líderes de Ciudad, por Sur Corporación de Estudios Sociales y Educación, junto a la ONG talquina, Surmaule.
“Aquellos que postularon a los subsidios de reparación ven que éstos no han significado una solución efectiva. Y son muchos los que se ven empujados fuera de sus barrios y lugares de origen, con destinos inciertos. Mientras el Gobierno se esfuerza por concentrar la atención en las familias localizadas en las denominadas aldeas, en su mayoría las personas y familias damnificadas se encuentran dispersas en distintos barrios de las ciudades y pueblos del Valle Central”, apunta Patricia Boyco, coordinadora de la escuela, refiriéndose a la realidad de Talca.
MODELO DE RECONSTRUCCIÓN
A partir de los efectos del terremoto del 27-F, en el Maule –y específicamente en Talca– el sociólogo de Surmaule, Francisco Letelier y Patricia Boyco, de Corporación SUR; postulan que el modelo de reconstrucción posterremoto se ha venido a instalar sobre la ciudad democrática —la Talca histórica—, pero no para reconstruirla, sino para incorporarla a las dinámicas del mercado inmobiliario.
“Sin institucionalidad ni políticas específicas, con las mismas capacidades de gestión de tiempos normales, con una municipalidad completamente sobrepasada y ausente y un Plan Maestro de Reconstrucción entregado a un grupo inmobiliario de Santiago y que apenas consideró el daño en esta zona del casco histórico; el modelo de reconstrucción se transformó en un mercado en el cual solo dos cosas importan: integrar un nuevo stock de suelo urbano a la actividad inmobiliaria y vincular la demanda”, afirman.
Según los autores, es evidente que este modelo ha fracasado en solucionar los problemas de las y los damnificados.