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Resumen
La concepción dominante de barrio, basada en el enfoque neo-ecológico de la Escuela de Chicago, asume que las relaciones vecinales se producen en espacios delimitados, virtualmente desconectados de las totalidades urbanas y en torno a comunidades significativamente homogéneas y cohesionadas. Este artículo demuestra que: 1) En Chile, la utilización ideológica de esta concepción de barrio se ha vuelto hegemónica en las políticas públicas y en el ámbito académico, ha legitimado y reproducido la fragmentación del tejido social asociativo, y ha reducido la capacidad de los actores para participar en la producción de lo urbano; y 2) Pese a las restricciones institucionalizadas, es posible disputar el sentido de lo vecinal en base a la praxis territorial. El artículo analiza dos casos de estudio en los cuales, a partir de una base organizacional fragmentada, los actores fueron capaces de articularse de maneras que complejizaron sus marcos espaciales, diversificaron las formas y niveles de vinculación, y mejoraron la capacidad de incidencia de sus comunidades. Ambos casos muestran que las relaciones vecinales pueden ser entendidas más allá de la idea predominante de barrio, es decir, no constreñidas por delimitaciones físicas (lo que llamamos ‘vecinal cerrado’), sino con flexibilidad expansiva más allá de ellas (‘vecinal abierto’); no limitadas a comunidades homogéneas, sino organizadas en redes que articulan distintos tipos y modalidades de comunidad.